domingo, 26 de diciembre de 2010

y por supuesto tú no has estado conmigo

- Permíteme que te haga una pregunta. ¿Qué quieren las mujeres? Porqué no lo entiendo. Quieren que las invitemos, que no las invitemos, que nos insinuemos, que no lo hagamos, quieren que nos pongamos debajo, que nos pongamos encima, que usemos cosméticos, que no los usemos... ¿Qué es lo que queréis las tías?
- Te lo diré, pero prométeme que no dirás que te lo he dicho yo porque es máximo secreto. ¿Preparado?
- Sí.
- No tenemos ni idea de lo que queremos.
- Lo sabía, lo sabía... ¡cabronas!







Querida Holly, no tengo mucho tiempo.
No literalmente, sino porque has salido a comprar helados y volverás pronto. Ésta será la última carta, sólo me queda una cosa por decirte: Esta carta no es para que me recuerdes ni para que compres una lámpara, puedes cuidar de ti misma sin mi ayuda.
Es para decirte cómo me he sentido, cómo me has cambiado, me has convertido en un hombre queriéndome, Holly, y por eso te estoy eternamente agradecido, literalmente. Quiero que me prometas algo: Que nunca estarás triste o insegura o perderás por completo la fe, que tratarás de verte con mis ojos. Gracias por aceptar ser mi esposa, soy un hombre que no se arrepiente. Qué suerte he tenido. Tú has llenado mi vida, Holly, pero yo sólo soy un capítulo de la tuya. Habrá más, te lo prometo.
Y ahora viene el gran consejo: No tengas miedo a volver a enamorarte, prepárate para esa señal que parece el fin del mundo.
Posdata: Siempre te amaré.





posdata, tequiero


Alba, que pronto me olvidaste.

No hay comentarios:

Publicar un comentario